A fondo: Angry Birds Star Wars, las claves del juego más rentable de la historia

Rovio no para de crecer y lo último ha sido (aparte de la actualización navideña de Angry Birds Seasons a la que nos tiene acostumbrados) su propia interpretación de la saga de George Lucas:

Una mezcla que otorga un éxito asegurado, dadas las legiones de fans de las dos marcas. Un juego de pájaros enfadados contra cerdos (que comen huevos), ahora a nivel intergaláctico. ¿Por qué nos gusta tanto este juego?

DISEÑO SENCILLO

Una estética 2D bien definida a veces es mejor que maravillas en tres dimensiones y eso lo saben muy bien los finlandeses de Rovio. ¿Para qué complicar lo que puede ser simple? Muchos colores y siluetas muy marcadas conforman la receta visual de Angry Birds, que recupera los juegos flash y nos recuerda que no hacen falta presupuestos millonarios ni equipos titánicos para lograr un buen trabajo (su creador hizo más una docena de intentos anteriores sin ningún tipo de financiación... y ahora es un éxito de 700 millones de euros).

Sin embargo, un diseño simple no quiere decir poco cuidadoso. En concreto, Angry Birds Star Wars, desarrollado en colaboración con LucasArts, presta especial atención al detalle: la música y los efectos de sonido, los personajes, los escenarios y (sobre todo) las transiciones tan características de La Guerra de las Galaxias. Al igual que en las anteriores entregas de los "pollos cabreados", cada pájaro ofrece una habilidad única que invita a seguir jugando para descubrir la variedad de estas aguerridas aves: Obi Wan utiliza la fuerza para mover objetos, Luke amenaza con mandobles de espada láser...

HUMOR

Angry Birds ya presentaba una historia sencilla y cómica que despierta las simpatías del usuario desde el primer momento. Con Angry Birds Star Wars sucede lo mismo: el pájaro rojo ahora luce una melena rubia y el amarillo, el característico chaleco de Han Solo. A pesar de sus caras de pocos amigos, es difícil no encariñarse con estos personajes.
Tampoco queda de lado la visión que Rovio tiene de escenas tan míticas como el enfrentamiento entre Darth Vader y Obi Wan:

FÁCIL, PERO CON ESTRATEGIA

Cualquiera puede jugar a Angry Birds: estirar el pájaro en el tirachinas y soltar. Hasta los monos pueden hacerlo (literalmente). Pero los más exigentes pueden intentar completar el juego al 100% (en Star Wars eso desbloquea El camino del Jedi, que permite que el pollo rojo Luke consiga el sable verde), para lo que tendrán que pensárselo mejor antes de cada lanzamiento: disparos láser que rebotan en determinadas superficies, cerdos imperiales que atacan, campos de gravedad (incorpora las novedades de Angry Birds Space) o cómo usar la Fuerza... Para los jugadores más competitivos es una obligación intentar pasarse los niveles de un sólo tiro: un desafío para superarse.

VIRALIDAD Y MÁRKETING

Si hay algo que se le da bien a Rovio es promocionarse. Lo demuestra su canal de Youtube o su perfil en Facebook, donde desde San Valentín se puede jugar y competir con nuestros amigos. Un juego disponible en muchas plataformas para poder acceder a él en cualquier momento y lugar.

Asimismo, la empresa se esmera en sus labores de comunicación, como por ejemplo en fechas señaladas como Halloween o Pascua y con cada actualización  (en el vídeo promocional del último planeta conquistado en Star Wars, Hoth, hemos conocido a una rosada princesa Leia) además de producir dos millones de peluches, tazas, mochilas o incluso libros de recetas (recetas con huevos), dulces y refrescos. Según uno de sus creadores, Julien Fourgeaud, ya es una franquicia de entretenimiento "del mismo modo que Hello Kitty". Qué más que añadir teniendo en cuenta que Rovio acaba de abrir la primera tienda oficial de Angry Birds en España (en el CC. La Vaguada en Madrid).

LO PEOR: Ocupa muchísimo espacio. Aunque te compres una tarjeta grande (a menos que sea una de 32GB) vas a tener que elegir qué versión de Angry Birds quieres tener instalada.

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